La Organización de la Psicología en América Latina como Ciencia y Profesión
Ana M. B. Bock
Las olas globalizantes que hemos vivido en las últimas dos décadas, estimuladas, entre otros factores, por el desarrollo tecnológico y sus impactos sobre los procesos productivos y por la configuración de un nuevo orden mundial marcado por la ideología neoliberal, han impuesto una cuestión a ser enfrentada por las varias categorías profesionales: la integración de los mercados. Antagónica en muchos aspectos a los intereses colectivos, sobretodo de las sociedades de los países periféricos, esta coyuntura crea nuevas oportunidades de superación de fronteras, posibilitando intercambios culturales significativos entre los pueblos de los diversos países. Tal condición se ubica como originaria para un (re) descubrimiento, por parte de los Psicólogos del continente, de las inmensas posibilidades de superación de la condición de aislamiento colonial experimentada por las producciones psicológicas propias de cada país. Desde la configuración del MERCOSUR, la expectativa de la libre circulación de los servicios estimuló la creación de una articulación permanente de las entidades profesionales nacionales de la psicología de los países del Cono Sur. Se realizaron diez encuentros integradores que ocurrieron: el I Encuentro, en 94, en Uruguay; el II, en 95, en Argentina; el III, en 96, en Santa Catalina - Brasil; el IV, en abril de 97, Uruguay; el V, en noviembre de 97, en Chile; el VI, en junio de 98, Bolivia; el VII, diciembre de 98, en Uruguay; el VIII, mayo de 99, en Bahia - Brasil; el IX, septiembre de 99, en Argentina y el X, en septiembre de 2000, en Paraguay. Se hicieron también Encuentros Temáticos: I, en 96, en Uruguay, con la temática de la salud mental; el II, en 97, en Paraguay, con el tema Prácticas Psicológicas y Regionalización; el III, en 98, en Argentina, con el tema La Identidad del Psicólogo Latinoamericano y el IV, en 99, en Porto Alegre, con el tema Compromiso Social de la Psicología. Se debe resaltar, por la importancia como referencia y como iniciativa, que estos encuentros resultaron en la firma de Protocolos de acuerdo. Fueron tres Protocolos: uno sobre aspectos legales del ejercicio profesional; otro de principios éticos para el ejercicio profesional; y un tercero sobre principios para la formación de psicólogos. Después de esta serie significativa de documentos y eventos integradores y temáticos que involucraron el Consejo Federal de Psicología, la Federación de Psicólogos de Argentina, el Colegio de Psicólogos de Chile, la Sociedad Paraguaya de Psicología, la Coordinadora de Psicólogos de Uruguay y el Colegio de Psicólogos de Bolivia avanzaron rumbo a la postulación de una ampliación de horizontes, representada por la integración de los psicólogos de los distintos países latinoamericanos. El encuentro de esta iniciativa con expectativas idénticas representadas por algunas entidades mexicanas configuró un eje geopolítico de gran potencia, en el sentido de la impulsión para la creación de la ULAPSI- Unión Latinoamericana de Entidades de Psicología.
En septiembre de 1999, en Buenos Aires, se realizó una reunión para la cual entidades de todos los países de América Latina fueron convocadas. El llamado no obtuvo respuesta de muchas entidades, pero las que allí estaban concordaron en formar la ULAPSI, bajo la coordinación de la Coordinadora de Psicólogos de Uruguay. En septiembre de 2000 se hizo una nueva reunión de entidades, en Montevideo, Uruguay y el conjunto ganó la importante adhesión de México. En esta reunión hubo una deliberación por la creación de un portal latinoamericano de entidades de Psicología, la creación de una revista electrónica de Psicología en América Latina y por un nuevo esfuerzo de movilización de las entidades de Psicología. En 2005, se hizo, en São Paulo, con gran éxito, su primer Congreso. El segundo está previsto para septiembre de 2007, en Cuba.
Otra iniciativa importante de integración de los psicólogos y de la Psicología Latinoamericana fue la realización de los Diálogos Latino-americanos. El evento, formateado de manera original, llevaba, a un país, psicólogos e investigadores de otro u otros países para debates en varias Universidades e instituciones. Brasil realizó uno de esos eventos y está realizando aquí, en este congreso, el segundo. México realizó tres Diálogos Latinoamericanos y Perú está organizando su primero.
Cabe registrar que Cuba tiene una trayectoria que fortalece esta lucha y que ha caminado con la realización de eventos importantes en el área de la Psicología que han reunido muchos psicólogos de varios países da América Latina.
En esta mesa, pretendemos evaluar esta trayectoria, destacar dificultades, analizar nuevos desafíos que se colocan para la consolidación de este tipo de proyecto y examinar las bases teóricas y técnicas que deben sostenerla.
Para cerrar mi introducción a los debates, me gustaría solamente registrar algunos aspectos de la evaluación que hemos hecho, en Brasil, sobre nuestro recorrido.
Un elemento importante es la real apertura de los profesores, psicólogos y estudiantes de Psicología para la literatura latinoamericana. Hemos dicho siempre que “Si harina fuese americana, mandioca, importada, banquete de ricachón sería ‘hariñada’ ”. Es un pedazo de una poesía de Juraíldes da Luz y habla completamente sobre nuestro colonialismo. La necesidad de entendernos en América Latina y de comprender la necesidad de la construcción de referencias teóricas que sean “nacionales”, es hoy una urgencia. Estas iniciativas caminan en esta dirección.
Otro aspecto importante que debe ser presentado es la reconocida fragilidad de nuestras entidades de psicólogos. Tenemos en Brasil, el Consejo Federal de Psicología que es una entidad grande y potente financieramente, pero sabemos que todas las otras son pequeñas y con poco reconocimiento social, En los otros países de América Latina, vamos a encontrar también entidades frágiles y este escenario necesita ser considerado para trazar la política.
La Psicología es un área todavía poco desarrollada como profesión, en el sentido de que no tiene amplio reconocimiento de la sociedad, no posee sus técnicas de trabajo privativas ni tampoco sus quehaceres específicos. La Psicología roza muchas otras áreas y con ellas tiene fronteras tenues y productoras de conflictos en el mercado de trabajo.
Tenemos una categoría con sus orígenes en la élite, con ideología colonialista, que apunta a las fuentes de conocimiento de las grandes potencias (EUA y Europa) y con un pensamiento positivista que al naturalizar el sujeto y su mundo psicológico, pasa a entender el individuo como universal, aceptando todos los conocimientos que vienen del primer mundo de forma automática y acrítica.
El avance de la organización de los Psicólogos y de la Psicología en América Latina pasa, obligatoriamente, por el enfrentamiento de estas cuestiones. Necesitamos superar la fragilidad organizativa; las concepciones positivistas y naturalizantes que impiden la comprensión de que el saber de la Psicología necesita considerar la realidad social en donde el sujeto se insiere; la ideología dominante en nuestros países en que la fuente del conocimiento está solamente en la ciencia construida en países del Primer Mundo. Nuestro pensamiento colonialista necesita ser superado.
La tarea básica es el debate de las cuestiones; de las diferencias y de las semejanzas; de las referencias epistemológicas que hemos utilizado en nuestras Psicologías; la reunión de psicólogos y de entidades; el embate; la búsqueda....guiados por la certeza de que la Psicología puede contribuir para la Construcción de condiciones dignas de vida en América Latina, desde que sea una Psicología de América Latina.
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